El poder de la braga sexy

Hace unos años, cuando llegué a Madrid, intuitivamente hice algo que a día de hoy puedo decir que ha cambiado mi forma de enfrentarme a situaciones importantes. Cómo te sientes contigo misma afecta y mucho a cómo te ven desde fuera, sobre todo si lo que tienes que hacer ver es la seguridad que tienes en ti.

Cuando llegué sentí que tenía que hacer algo a modo de acto psicomágico para reforzar mi seguridad y confianza y a su vez verme bonita y sexy. Verme poderosa.

Así que deseché toda la ropa interior fea, desparejada y esas bragas que tienen más años que tú y yo juntas. Si, si, esas que nunca te pones pero que las guardas en el fondo del cajón por si alguna vez dejan de fabricarlas o algo parecido. Y me fui directa a las rebajas de Oysho a por mis nuevas armas de reafirmación masiva, haciéndome con un buen arsenal de conjuntos sexys para todos los públicos y alguno solo para unos pocos privilegiados.

Fíjate que simpleza pero que fuerza toman las cosas cuando le damos un valor. Ya que sentirme segura y poderosa por dentro hizo que sintiera lo mismo por fuera.

Tanto fue así que le conté mi acto a las mujeres de mi vida y desde entonces cada vez que tienen un acontecimiento importante  me llaman o escriben para decirme que todo ira o ha ido bien por el poder de la braga sexy.

Si tienes una entrevista de trabajo apela al poder de la braga sexy, si tienes un examen usa el poder de la braga sexy, si tienes que enfrentarte a un público métele caña al poder de la braga sexy… Y si la cosa se tercia siempre estarás estupenda a la hora de quitarte la ropa.

Eres bonita, eso es indiscutible, dítelo cada día y regálate, regálate el poder de la braga sexy

2 Comments

  1. Un día mi pareja me dijo que quería verme con un tanga masculino puesto y que lo llevara un día entero, recuerdo que me compre uno de leopardo verde y negro que causo mucha gracia en mi pareja, al principio todo iba bien hasta que empece a sentir rozaduras por culpa de la parte del hilo entre las nalgas y pensé que me moría al tener que andar por la calle de piernas abiertas hasta llegar a casa porque me estaba dejando la piel en carne viva, nunca mássss.

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